martes, 25 de mayo de 2010
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1900. Le duel a Hamlet, con Sarah Bernhardt disfrazada de hombre.
1907. Hamlet. De 10 minutos de duración, rodada con el ingenio de Méliès y protagonizada por él mismo.
1913. Hamlet. Británica, muda, dirigida por Sir Johnston Forbes-Roberson, una verdadera joya del cine mudo que tiene el valor documental de ser una filmación de la escena británica de finales del siglo XIX.
1921. Hamlet, de Sven Gade y Heinz Schall. En cine mudo, con Asta Nielsen de protagonista. Es un «Hamlet» de más de dos horas, con títulos.
1948. Hamlet, de Laurence Olivier. Una de las mejores versiones de la obra, que se llevó cinco Óscars de Hollywood.
1962. Ophélia, de Claude Chabrol. Versión francesa de «Hamlet» realizada por uno de los directores de la «nouvelle vague».
1964. Hamlet (Gamlet), de Grigori Kozintsev, el mismo director ruso que hizo «El Rey Lear». Es probablemente la mejor adaptación de «Hamlet» y de Shakespeare de la historia del cine.
1964. Hamlet, de Bill Colleran y John Gielgud, con Richard Burton como protagonista. Es la filmación de una representación de «Hamlet» en Broadway.
1969. Hamlet, de Tony Richardson. Del Reino Unido, con Nicol Williamson y Anthony Hopkins (Claudius).
1980. Hamlet, Prince of Denmark, de Rodney Bennett, británica.
1983. Strange brew, de Rick Moranis y Dave Thomas, comedia protagonizada por sus directores, que contrataron también a Max von Sydow.
1987. Hamlet Hikemaailmassa, de Aki Kaurismaki, finlandés, inspirada en Hamlet, nos introduce en una fábrica de patos de goma.
1990. Hamlet, de Franco Zeffirelli, con Mel Gibson y Glenn Close.
1990. Rosencrantz y Guildenstern han muerto (Rosencrantz and Guildenstern Are Dead), de Tom Stoppard, sobre dos personajes secundarios de «Hamlet».
1994. El Rey León (The Lion King, Roger Allers), de Rob Minkoff, producida por Disney, basada en Hamlet.
1994. La verdadera historia de Hamlet, Príncipe de Dinamarca (Prince of Jutland), de Gabriel Axel, se basa en la historia de Amled, personaje que inspiró «Hamlet».
1996. Hamlet, de Kenneth Branagh. Branagh realiza su particular versión de Hamlet, clásico por el que ha estado obsesionado desde los 15 años. Ambiciosa película de 4 horas, con el texto íntegro de la tragedia. La trama de Hamlet se traslada al siglo XIX.
2.000. Hamlet, de Michael Almereyda, es una adaptación ambientada en el mundo de la tecnología, protagonizada por Ethan Hawke.
Las prendas típicas del renacimiento se desarrollaron en Italia, de donde, a raíz de la invasión de Carlos VIII de Francia en 1494, se extendieron al resto de Europa. No está claro el porqué la moda italiana, bastante más sencilla, se desarrolló de forma independiente al resto de Europa, pero parece probable que esto se debiera a su clima más cálido. La túnica de cuello bajo y la camisa en el hombre, y las capas igual de sencillas y también de cuello bajo en la mujer (denominada capa Julieta) ejercieron un efecto breve pero intenso en la evolución del vestido europeo en general. Hacia 1620 había desaparecido la sencillez, y la línea vertical de las prendas medievales fue sustituida por la línea horizontal del traje del renacimiento. Al tiempo que se producía este rápido cambio de estilo, irrumpió en Europa la moda del ‘acuchillado’. Esta tendencia, que probablemente tuvo su origen en el sur de Alemania y que perduró hasta el siglo XVII, consistía en unas aberturas semejantes a cuchilladas en el tejido exterior que dejaban ver una tela distinta por debajo.
Tal vez el desarrollo más interesante de esta época fuera la utilización, o al menos la exposición, de las camisas por parte de hombres y mujeres. Una vez que la camisa quedaba a la vista, tenía que ser adornada; los ribetes de encajes y volantes en cuello y mangas se convirtieron en menos de 50 años en gorgueras historiadas y almidonadas que estuvieron de moda durante otros 100 años. Estos cuellos, almidonados o no, evolucionaron hacia la chorrera.
Durante el renacimiento el único cambio importante en la indumentaria masculina, aparte de una mayor ornamentación, fue el alargamiento de los calzones, que, como era normal, iban muy adornados por quedar a la vista. Por otra parte, la mujer fue luciendo unas prendas cada vez más restrictivas. A principios del renacimiento apareció un corsé largo y rígido en forma de cono, más largo por la parte delantera, que oprimía la anatomía de la mujer. Antes se había utilizado el corsé para realzar la figura pero nunca para distorsionar de tal manera las formas femeninas, ya que el pecho era obligado a sobresalir por encima del corsé. A partir de la Revolución Francesa (1789-1799) la moda varió enormemente pero la práctica de distorsionar la figura de la mujer persistió. Aunque la rigidez del corsé se vio algo aliviada al sustituirse las guías metálicas por huesos de ballena, la moda se hizo algo más incómoda por la costumbre de dar volumen a las faldas con la adición de armazones que podían ser desde bolsas de salvado hasta complicadas armaduras metálicas.
Aunque en el renacimiento las prendas básicas siguieron siendo las mismas que las de la edad media, el estilo relativamente natural fue sustituido por formas complicadas, encajes y forros que proporcionaban un aspecto de rigidez. Esto era, en parte, consecuencia del extremado formalismo de las cortes tradicionales de los Habsburgo del Sacro Imperio Romano, especialmente de la casa de Austria en España. Los escasos intentos por eliminar esta rigidez en la moda europea no fueron seguidos por la corte española, como lo demuestran las enormes faldas armadas de los retratos de la familia real del pintor barroco Diego Velázquez.
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